jueves, 1 de marzo de 2018

Sin dorsal




  En esta publicación no me quiero referir en la expresión sin dorsal a competir en una carrera sin él, aunque por el precio de algunas carreras da pie a ello, pero no van por ahí los tiros. En todas las carreras que he participado siempre he estado inscrito y con dorsal, puesto que al interesarme participar hice la inscripción con tiempo, y aparte si creo que son caras, me inscribo en menos y compito en la carrera con mi dorsal puesto, o mas bien competía, porque llevo bastante tiempo sin hacerlo.

 Estoy en una etapa que por decisión personal hacia el cuidado de mi físico prefiero mantenerme al margen de las competiciones, no de correr, eso lo sigo haciendo, pero con otras ideas diferentes. Lo de competir no lo hago porque conociéndome se que conllevaría exigirme como lo hacía con la preparación, y en la carrera pues lo mismo, como lo solía hacer, dando todo lo que había dentro de mi. Y prefiero poner otro ritmo mas suave, sin presiones de entrenamientos, sin tiradas largas, sin lo que hacía hasta ahora en el club de atletismo popular en el que estoy.

  Porque la idiosincrasia de un club y sus componentes es competir, mas distancia o menos, pero competir. Y muchas de las cosas en las que coincides con ellos está relacionado con las carreras. Si es en la preparación, coincides con los entrenos de velocidad, cambios, series, tiradas largas. Y si es en la carrera pues mas o menos igual. Porque surgen grupos que van al mismo ritmo, o que se acompañan simplemente porque se llevan muy poco. También se coincide en los viajes si es carrera lejana, y es pasar el fin de semana con la familia del club, compartiendo comidas, paseos, recogida de dorsal, todo lo que envuelve a una carrera.

 Y al no haber dorsal pues todo lo anterior no lo compartes con la gente del club. Porque en los entrenos van mas rápidos que tu, por lo que están preparando, o van a hacer mas kilómetros que tu, por lo mismo. Tampoco compartes esas conversaciones de carreras próximas o experiencias pasadas, porque en tu caso no hay, o están muy lejos ya. Ni hay lesiones que comentar en tu caso (porque no las tienes), por tanto casi nadie te pregunta que como estás, o que estás preparando, porque no tienes lesiones ni tampoco carreras próximas.


  Te ves y saludas a la hora del entreno matinal de los sábados, y en cuanto la maquina se pone en marcha, es como cuando se ven en alguna película los que quieren subir a un tren que va en marcha pero va despacio, y aunque quieren y corren el tren va demasiado rápido para ellos. Pues así me siento yo, en la cola del tren sin poder alcanzarlo, no porque el tren vaya muy rápido, es mas bien porque tarde o temprano el vagón de mi persona se desengancha del grupo por lo dicho anteriormente.

 La maquina del club no para, está bien engrasada con todas las ilusiones y esfuerzo de sus ocupantes, y se abre paso a buena marcha por donde vaya. Casi todos los fines de semana hay valientes del club que están compitiendo, 10k, carreras de montaña, medias maratones, maratones, o incluso duatlones.

 Y a mi me da mucha alegría ver que siguen sin parar, competición por aquí, competición por allí, porque eso quiere decir que la cosa funciona y no salimos de una carrera cuando ya estamos en otra. Los kilómetros caen y el ritmo no para, la maquina sigue su paso hasta la próxima parada o estación, y de momento veré como tira y echa humo desde el banco de la estación, a ver si con el tiempo me dan las piernas (o el cuerpo entero) para alcanzar ese ultimo vagón, subirme a el y dejarme llevar como la primera vez, para poder disfrutar de esos nervios de la salida, de la alegría de la llegada, pero eso si, con mi dorsal puesto.





No hay comentarios:

Publicar un comentario